jueves, 23 de abril de 2015

Ficción

Nada es real.
Las estrellas que se asoman en la tarde
el río casi seco
los árboles.

Las caras en los cerros:
un bebé con cuernos
un rinoceronte
dos amantes.

Nada es real.
Ni las luces del camino
que no proyectan mi sombra
ni el cielo oscuro
ni la vida misma.

¿Encontraré tu figura entre las nubes?
¿Volveremos a ver el amanecer?
¿En qué podemos creer ahora,
si ni mis manos se sienten auténticas?

Nada es real.
El cielo morado
el cielo llano
estas letras
tu recuerdo.

Nada,
nada ya es real.

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