miércoles, 28 de octubre de 2009

sin título

Nunca tuvimos la oportunidad de salir de nuestras cabezas.
A mi me pidieron que lo hiciera, que fuera al espacio sin mi cerebro
y que aprendiera a imaginar sin pensar.
Entonces, yo me fui de mí
y volé por diferentes lugares
en donde no había nadie más que yo.
Vi ríos y jardines, nubes y flores, amores y olvidos.
Después regresé. Y aquí, juntos,
aprendimos a odiar.
Volvimos a nuestras cabezas,
que son grises
y nos acostumbramos al rencor.
Nos dieron la contra y odiamos.
Me miraste a los ojos como si te importara.
¿Qué estabas pensando?
¿Que eres dueño de la verdad?
Y yo te odié.

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