jueves, 18 de octubre de 2012

Casa


¿Viste mi casa
en la mañana
del derrumbe?
La casa no estaba
ordenada.
Estaba vacía
de gente,
de risas,
del amor
que antes
se había visto
ahí dentro.
La casa no estaba
ordenada.
Estaba llena
de polvo,
de hollín
y de olvido.
¿Viste mi casa
el día del derrumbe?
Yo sí.
Me quedé parada
ahí, en esa esquina
desde donde
ya antes
la había observado
enorme,
blanquísima,
eterna.
Y ese día,
el del derrumbe
la eternidad
llegó a su fin.

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