Dices que tienes que
observar
y conversar
Y yo me pregunto aquí sola
¿Con quién hablaré yo? ¿A
quién observaré?
Si mi voz y mis ojos se
han gastado
y así todavía existieran,
no tienen a quién mirar
porque no hay nada
alrededor.
No hay nadie.
Mis brazos, que siguen
fuertes
no tienen a quién abrazar.
Mis labios, que se están
secando
no tienen a quién besar.
Mis oídos ya no oyen,
pues no hay música ya
y mis pies no quieren
andar.
Aunque mi cerebro les dice
“huyan, váyanse lejos de aquí”
ellos no le hacen caso.
Entonces mi cerebro quiere
llorar
pero mis ojos ya no tienen
lágrimas.
Entonces mi cerebro quiere
gritar
pero mi garganta ya no
tiene voz.
Entonces mi cerebro quiere
golpear
pero en mis brazos se
forma el abrazo.
Dices que tienes que
observar
y conversar
Y yo me pregunto aquí sola
¿Cómo te hablaré? ¿Cuándo
te veré?
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