Estaba indiferente, no respondía a sus "te amo". No quería dormir con ella, ya no quería más duchas juntos. Si ella se iba, ya no le importaba, no la extrañaba. Tarcila lo tenía claro.
Cuando despertó, tuvo ese sabor en la boca del no saber, pero por fin pudo estar tranquila.
Y vivió.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario