martes, 30 de marzo de 2010

Confesión

¿Para qué mentir? Te extraño todos los días.
Todos los días te siento a mi lado y todos los días me desilusiono de que no sea así.
¿Para qué ocultarme? Estoy esperándote de brazos cruzados.
Pensando en que somos los mismos y que podemos retomar todo desde donde lo dejamos.
¿Para qué mentirme? Te quiero y está clarísimo.
¿Para qué omitirte? Te volviste parte de mi vida y no lo puedo negar.
Te volviste parte de mis sueños y parte de mis días.
Te volviste mi sombra, de la que me asusto con frecuencia.
Te volviste mis ojos, mi boca, mis oídos.
Te volviste parte de mi vida, no lo puedo negar.

¿Para qué mentir? Te necesito todos los días.
Todos los días te anhelo y todos los días recuerdo algo nuevo de ti.
¿Para qué ocultarme? Lloro escondida en el baño, pero de mí no me puedo esconder.
No puedo esconderme de mi cabeza, no puedo esconderme de mi conciencia.
¿Para qué mentirme? En quien pienso, en realidad eres tú.
¿Para qué omitirte? Mi cerebro es más fuerte que yo, no te puedo esconder.

¿Para qué mentir? Te extraño y no lo voy a negar más.

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